El otro amanecer
El otro amanecer en Roca Casterly, el de verdad, con sus bostezos y encandilamientos, es como un campo de batalla sembrado de cientos de víctimas que no han sobrevivido a la batalla nocturna en la arena digital. Bajo los ordenadores, en los pasillos, sobre las mesas de ping-pong, duermen la resaca de la inauguración cientos de teleperos envueltos en sus sacos de dormir, volando a ras de suelo entre sueños de grandeza y efluvios de Red Bull. Alguno no ha sobrevivido al jefe maestro del último nivel, pero da igual. Quedan aún cinco días para intentarlo.
Existe, ex professo, una zona de acampada, con sus casetas de campaña y esterillas a todo lujo, pero la mayoría prefiere no abandonar su lugar en el frente, dormir junto al arsenal de cables, monitores y una conexión de 30 GB que es como un maná beatífico que rula con infernal desesperación desafiando cualquier tipo de descarga digital.
Hoy comienza la fiesta para los visitantes. Desde primeras horas de la mañana, decenas de jóvenes aguardan haciendo cola frente a la taquilla porque quieren ser los primeros en la segunda gran inauguración, con menos glamour de luces, pero igualmente importante pues se abre ante sus ojos todo un abanico de actividades que se agrupan en torno a tres grandes eventos: TLP Summer-Con, TLP Innova y TLP E-Sports.
Quien suscribe ha preferido velar armas en una cama con dosel en su villa de Invernalia (La Laguna) aunque un incómodo vaivén ha custodiado mi sueño, un rumor de voces indescriptibles como de almas en pena. Quizá un cierto remordimiento por no ofrendar mi cuerpo en el campo de batalla al Señor de Luz.